pan de vida familia

Familia, no desmayen en la oración


“Cuando llegaron a Jerusalén, subieron al aposento alto, donde se hallaban… Todos ellos oraban y rogaban a Dios continuamente, en unión de las mujeres, de María la madre de Jesús, y de sus hermanos.” Hechos 1:13-14

La perseverancia demanda transitar por el necesario e imprescindible tiempo de espera. Allí ese espacio de intimidad con el Creador requiere la disposición a valorar las razones para aguardar con expectativa la respuesta de nuestro Señor.

Esta perseverancia se fortalece cuando es colectiva, recibiendo el apoyo de otros que en ese mismo espíritu se animan, sostienen, acompañan, recordándose que no se trata de esperar para ver lo que ocurre, sino hacerlo porque es Jesús quien lo ofreció.

Al final el resultado mostrará los beneficios de quien en su decisión de perseverar en él, estuvo presto a unirse a otros en oración, para acompañarse y animarse en el camino. Para disfrutar la alegría de una perseverancia que alcanzó la promesa, por cuanto en medio de toda circunstancia no desmayó.
La familia debe ser el ámbito primordial para fortalecerse mediante la oración, siendo este un espacio donde se puede compartir las añoranzas más profundas del corazón, este momento indispensable para quienes son más pequeños vayan cultivando la costumbre de perseverar en el Señor, que Él es el dueño de todo.

“Persevera en el Señor, fortaleciéndote en oración junto a tu familia”

Petición de oración: Preservar los corazones de la duda y los temores.


devocionales

Devocional: El profeta sin nombre de Judá

Entonces el rey le dijo al hombre de Dios: -¡Apacigua al Señor tu Dios! ¡Ora por mí, para que se me cure el brazo! El hombre de Dios suplicó al Se­ñor, y al rey se le curó el brazo, quedándole como antes. (1º Reyes 13:6).

¡Este es un profeta con poder! Va hasta donde el rey Jeroboán está adorando a dioses paganos, le dice claramente que está equivocado, profetiza que ese altar será derribado y se retira. Cuando el rey intenta dar la orden para que lo prendan, el brazo que estira queda paralizado.

Desesperado, le pide que le cure el brazo, el profeta ora y el brazo se cura. ¿Qué más se le puede pedir a un hombre de Dios?

El rey, que unos minutos antes lo quería matar, ahora lo invita a que vaya al palacio. Regalos, comida, buen trato; pero el ‘‘perfecto» profeta le responde que no, porque Dios le había ordenado no quedarse. Media vuelta y a casa; por un camino diferente, tal como el Señor había ordenado.

Cuando conseguimos hacer dos cosas seguidas correctas y que sabemos que tienen la bendición de Dios, corremos el riesgo de sentirnos exageradamente seguros de nuestra situación. El profeta anónimo de Judá hizo todo bien, hasta que se sintió seguro. Allí comenzaron sus problemas.

Cuando el anciano de Betel, profeta mentiroso, lo sale a buscar montado en su asno, lo encuentra sentado debajo de una encina. Podemos aceptar que hacía mucho calor en ese momento; pero no consigo imaginar al profeta anónimo de Judá sentado debajo de un árbol, cuando iba caminando al encuentro del rey Jeroboán. Cuando vamos a cumplir la misión, el sentido de urgencia nos lleva sin pausas ni descanso hasta nuestro destino.

Otro detalle interesante es que, seguramente, la distancia entre el árbol elegido para descansar y su casa no sería tanta. Era dar unos cientos de pasos más y salir del espacio que podía colocarlo en situación de desobediencia. Muchas veces es dar “unos pasitos más”, para salir de la zona de la tentación.

Podrás decirme que el profeta sin nombre de Judá fue engañado. Pobre, ¿no? ¿Y tú piensas que el enemigo de Dios te va a tentar diciéndote la verdad? ¡Nunca! Lo único que él espera es verte durmiendo debajo de un árbol.

Extracto del libro 365 Vidas

Por Milton Bentancor

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Devocional: Escucha Dios te llama; aprendiendo de Abraham

UN LLAMADO…

Seguramente Abram se encontraba muy cómodo con su familia y sus tiendas en Harán, hasta el día en que Dios lo llamó. Y cuando Dios llama no nos podemos hacer los distraídos.

¿Cuáles eran las tres cosas que Abram tenía que dejar si quería tomar en serio el llamado de Dios? (vs.1).
¿Y cuál era el propósito de Dios al llamarlo? (vs.2 y 3).

¡Flor de llamado! Es que Dios nunca llama a alguien para hacerle perder el tiempo. Cuando Él llama siempre es con un propósito.

Primero, Dios te llamó para que seas salvo, para que recibas vida eterna y perdón de tus pecados. Para que tengas una relación personal con Jesús.
Pero de ahora en más, Él te llama para que te comprometas intensamente con su vida y con su Reino. Y a cambio de tu compromiso Él te promete bendecirte en todas las áreas de tu vida.
Dios te llama, no te hagas el distraído.

UNA RESPUESTA…

No todo fue agradable para Abram, porque hubo algo en lo que él no obedeció completamente las indicaciones de Dios.
¿Cuál fue esa excepción? (12:4-5).
En los próximos capítulos vamos a ver cómo esta decisión poco acertada le acarrearía varios problemas.

Lee también: Devocional: Sí, uno era diferente; aprendiendo de Noé

UN ALTAR…

Abram el obediente, continua su viaje y nuevamente se le presenta Dios y le aclara más las cosas. ¿Qué hace entonces Abram? (12:6-7).
Sí, él levanta un altar.
El altar es un símbolo de comunión. Levantas un altar cada vez que te humillas delante de Dios, cada vez que lo adoras, cada vez que lo buscas en oración, cada vez que oras por los demás.
El altar es un símbolo de sacrificio. Dios te pide algo. Dios te está demandando algo. Hay algo o alguien a lo que tienes que renunciar porque afecta negativamente tu vida.
El altar es un símbolo de adoración. Entregas alabanza y adoración. Te inclinas delante de Dios, te arrodillas delante de su Presencia y reconoces que todo lo que eres y tienes, ¡es por Él! Es por el amor con el que te ama, por su perdón, por su paciencia y por su cuidado. Adoras por amor. Te rindes delante de Dios por amor. Y levantas tu altar.

Pero hay algo más. ¿Dónde instala Abram su tienda y qué hace? (vs.8).
¿Sabías que Bet-el significa “Casa de Dios” y que Hai significa “Ruina”?
¡Abram se instaló entre ambos lugares!. Si sus decisiones eran correctas iría hacia “la casa de Dios”, pero si sus decisiones eran erradas lo conducirían hacia la “ruina”. ¿Hacia dónde estás yendo?

UNA ENTREGA…

Dios llamó a Abram para bendecirlo y multiplicarlo. A cambio, él tenía que:

Dejar su tierra: donde practicaban el culto de adoración a la luna.
Dejar a su parentela: todos ellos se asentaron en Harán para continuar la práctica de aquel culto.
Y dejar la casa de su padre: porque Dios quería comenzar algo exclusivamente nuevo con él y con su esposa.
Piensa un poco en ti mismo. Piensa en tus amistades, diversiones, sentimientos, proyectos futuros, pecados, música, hobbys, TV, videojuegos, conversaciones, vicios, sexo… ¿cuáles son las cosas que te están impidiendo seguir el llamado de Dios para tu vida y qué cosas, sí o sí, deberías dejar porque pueden conducirte a la ruina?
“Dejar” no significa volverte “tonto”, “bobo” o “amargado”. Por el contrario, cuanto más lugar le das a Dios en tu vida privada (y pública) más aprendes a disfrutar con libertad de todas las cosas (y personas) que sean sanas y santas. Dios te llamó porque tiene propósitos muy fuertes para ti, pero es necesario que renuncies a todo lo que sea un estorbo entre tú y Él. No son solo los amigos o los lugares a los que asistes las únicas cosas que te puedan estorbar. ¿Y tu manera de pensar? ¿Y las cosas que sientes? Especialmente cuando lo cuestionas a Dios o cuando no quieres obedecerlo en todo.

Seguir el llamado de Dios es mucho más que hacer algo en la iglesia, es estar comprometido con Su santidad todos los días de tu vida.
Escuchar el llamado de Dios y seguirlo te abrirá puertas imposibles y te moverá hacia lugares de bendición para tu vida y tus generaciones.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni

DEVOCIONALES

Devocional: Sí, uno era diferente; aprendiendo de Noé

NOÉ ERA ALGUIEN COMÚN


No era un evangelista mundialmente conocido, tampoco era el director de alabanza de su iglesia, no era un discipulador, ni líder de algún grupo, y ni si quiera estaba en el grupo de danza. No era un teólogo con muchos títulos ni un predicador capaz de reunir multitudes. Y si no fuera por su edad (600 años) y por su blanca barba, tranquilamente podría pertenecer al ministerio juvenil. Y nosotros seguramente lo criticaríamos diciendo: “Míralo a Noé, cuándo pensará comprometerse en algún ministerio, nunca hace nada”.

Aunque las apariencias nos engañen, Noé SI estaba COMPROMETIDO, pero con algo mucho más importante que un ministerio. Su compromiso era tan intenso que, entre todos, él fue el único a quien Dios tuvo en cuenta.

Descubre las razones por las cuales fue escogido.
1º Razón: 6:9
2º Razón: 6:22
3º Razón: 7:1
4º Razón: 7:5
5º Razón: 8:20

¿Por qué juzgó Dios a la tierra con el diluvio? (6:11-13).
Ya sabes cómo era Noé y que él estaba comprometido con la santidad de Dios. ¿Cómo piensas que habrá reaccionado la gente que lo conocía al ver que él era diferente y qué cosas habrá tenido que soportar por no ser como ellos?
¿Crees que ser diferente le sirvió para algo a Noé?
Noé era un auténtico diferente, comprometido con la santidad de Dios.

Él no se dejaba arrastrar por la corriente de sus amigos, familiares o conocidos. Y fíjate que ni siquiera se dice que su propia familia fuera como él; si Dios los salvó y los bendijo fue exclusivamente por la vida de Noé.
El pacto fue con Noé (6:18) porque él decidió no pactar con el pecado.
¿Valió la pena su decisión? ¿Tú qué piensas?

PIÉNSALO FRÍAMENTE.

Tú, ¿qué decisión hubieras tomado? ¿Vivir como todos y morir ahogado, o vivir en santidad encerrado durante un año en el arca, oliendo “la caquita” de los bichos y vivir para contarlo?”
A veces creemos, equivocadamente, que ser diferentes es “ser pavos”, “ser tontos”, “ser amargos”, “no disfrutar nada”, “tener todo prohibido”, “ser raros” o “anormales “. Si piensas esto o te sientes así es porque estás permitiendo que Satanás te confunda. Alguien te ha enseñado mal y tú estás creyendo cualquier pavada.

SER DIFERENTES es tener vida en medio de la muerte. Ser luz en medio de la oscuridad del pecado. Tener fortaleza en las debilidades. Poder decir NO a todo lo que corrompe (en cuerpo, mente y espíritu). Y es decir SI a todo lo que te permite disfrutar de la vida plenamente.

SER DIFERENTES es defender la verdad de Dios entre tantas mentiras y falsificaciones, es vivir sin pecado entre tanta pecaminosidad, es sonreír y gozar auténticamente entre tanta falsedad.

SER DIFERENTES es vivir en santidad, es pagar el precio de no ser entendido por muchos. Es vivir haciendo lo que Dios quiere, pensando como Dios piensa y hablando como Dios habla.

SER DIFERENTES es permitirle al Espíritu Santo gobernar nuestras vidas y que su fruto de amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio se muestren en nuestra manera de vivir todos los días.
¿Estás dispuesto a serlo, ser un auténtico diferente?

¿Hay corrupción hoy?
¿Qué cosas y quiénes te parecen que se han corrompido?
¿Eres diferente a tus amigos en tu manera de pensar, de hablar, de sentir, de decidir, de reaccionar?
¿Cuáles crees que son los peligros de “hacer lo que todos hacen”?
¿Cuáles piensas que son las bendiciones de ser diferentes y comprometidos con la santidad de Dios?
¿Qué cambios importantes piensas que tendrías que hacer en tu vida para ser auténticamente diferente?
¿Estás dispuesto a hacerlo?

Por uno solo, la misericordia de Dios pudo alcanzar a muchos. Tu vida de santidad puede ser el medio para que Dios salve a quienes tienes cerca tuyo.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni