“Hombres y mujeres somos importantes, tenemos igualdad de derechos, por lo tanto merecemos las mismas oportunidades y respeto como personas diferentes que somos.” Psc. Toyi Espin de Jácome
Con las mujeres en nuestra Casa de Vida, gustamos platicar acerca de nuestro rol de ser madres, y entre risas y anécdotas compartimos juntas nuestras experiencias.
Coincidimos que formar hijos es complicado, y más si se trata de dos o tres. Nos preguntamos cómo hicieron nuestras abuelas cuando tenían que tratar hasta con diez hijos?, No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que no podemos tratarlos a todos por igual, puesto que cada uno de ellos tiene pensamientos, gustos, sueños y anhelos diferentes.
La convivencia familiar debe tomar en cuenta las diferencias individuales, no es conveniente comparar a los hijos, ni ponerlos como ejemplo, cada uno de ellos es diferente, y responde de acuerdo a su temperamento y personalidad. Qué sería de este planeta si todos fuéramos iguales? Alguien decía: sería aburrido, y en verdad es así. Mi hijo Parrish tiene algo muy peculiar que lo hace único e irrepetible, su buen sentido del humor, es cariñoso y afectivo, me encanta ver sus detalles cuando recibo una llamada de parte de él, para preguntar mami dónde estás? El ser muy atento y preocupado por mí, lo hace muy especial! Ana Belén en cambio es de las hijas que le gusta platicar, es muy espontánea y transparente para mostrar sus sentimientos.
Gerald está aprendiendo a ser más afectivo y más comunicativo con nosotros, sin duda, Tiziana le está enseñando.
Todos mis hijos son diferentes, Dios me enseñó a amarlos y aceptarlos así. Disfrutemos de las diferencias, puesto que éstas nos hacen únicos y especiales.
Aprendamos a convivir respetándonos, apoyándonos y desarrollando habilidades en un ambiente cálido y seguro como es nuestro hogar, sin crítica, ni murmuraciones. Y digamos como el salmista Salomón: Te alabo porque soy una creación admirable, tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien. (Salmos 139:14)
Peticiones de oración
- Respetar y Empoderar el valor que cada uno de nuestros hijos tiene.
- No comparar a nuestros hijos con nadie.
- Hacer de la convivencia un ambiente sano donde todos sean escuchados y valorados
como seres individuales que somos.