¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?
Algunos padres dicen: “En mi ausencia mi padre se encarga de mis hijos”; otros declaran “No paso con ellos, pero cuando lo hago es tiempo de calidad”; otros más comentan “Mis hijos son todo para mí, aunque mi esposa (o) y yo no nos llevamos bien”. Cada una de estas declaraciones son tendenciosas y atentan contra la salud mental personal y la unidad familiar.
Ser padre es un rol intransferible y es un regalo que Dios da para enfocarse plenamente en cumplirlo. Muchas heridas surgen de allí precisamente, de la ausencia de los padres.
Ningún cuidado extra paterno cumplirá como el que los padres desempeñan, por muy especial que sea. Cualquier apoyo extra de cuidado a los hijos, tendrá que dirigirse desde el perfil que los padres inician, fortaleciendo las normas que los padres establecen y motivando en los hijos el cariño, respeto y obediencia a sus padres
Cualquier distorsión de esto atentará contra el genuino amor hacia los padres.
Algunos consejos para avanzar y fortalecer el rol paterno son:
- Amor incondicional a los hijos. Padre los hijos deben recibir amor.
- Reglas claras en el hogar. Las pautas ayudan a guardar el orden, el respeto entre las personas y lo que se espera de cada integrante del hogar.
- Acompañamiento personalizado. Cada hijo según sus particularidades debe tener el apoyo, respaldo y guía requerido para cumplir sus propias metas ligadas a la unidad familiar.
- El matrimonio unido en la fe con amor y respeto. Cualquier intento de crecer y avanzar como familia se respalda en la unidad matrimonial que Dios ha diseñado para bendecirnos. Uno de los regalos fundamentales de un padre o madre a sus hijos es amar a su cónyuge. Cada cónyuge representa el padre o la madre de un hijo que necesita sentir que sus primogenitores son amados y respetados. Cualquier modelo distinto atenta contra este principio fundamental de la salud emocional y mental del individuo.