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Sabiduría para salvación

“Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” 2 Timoteo 3:15

En nuestra sociedad existe una gran preocupación porque nuestros hijos reciban instrucción escolar de calidad. Entre más acomodada sea la clase social, cada vez más el esfuerzo por alcanzar esta meta es mayor. Los padres se endeudan, recortan otros presupuestos, trabajan horas extras y algunos hasta hacen préstamos para pagar estudios más caros. Hasta aquí todo perfecto, ¡que hermoso sueño!

Las expresiones que se declaran para justificar el sueño dicen: “Es la mejor herencia que puedo dejarles a mis hijos”; “Quiero que mis hijos sean autosuficientes y no dependan de sus cónyuges”; “Quiero que mi hijo(a) sea alguien en la vida”; y así se escuchan diversas frases célebres.

El consejo de Dios nos dice que hay una sabiduría que es para salvación, aquella dada por Dios a través de su Palabra, la que nutre el alma del niño, del adolescente o del joven, según sea el caso. Aquella sabiduría que los padres deben dar a sus hijos instruyéndolos en el camino de la salvación.

Todo padre o tutor que experimenta salvación en Cristo debe instruir a sus hijos en ese camino, asegurándose de que sea real, evidente y contundente. Esto es una prioridad en la vida de fe.

Estas dos realidades tienen que considerarse al criar a los hijos en un entorno donde la Palabra de Dios se conoce. Ninguna desplaza a la otra, son complementarias. Nunca es tarde para retomar la senda de vida y fortaleza que necesitan los hijos, pero será también una bendición para los padres que necesitan realizarse como tales.

Vencer los desafíos del hogar trae sanidad al alma y marcará un modelo que asegurará victoria a varias generaciones por venir. Nuestro Señor desea asegurar no solo nuestra victoria sino la de nuestros hijos, nietos y bisnietos.

¡Tomemos el desafío!

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