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En los propósitos de Dios está la familia

“La oración no es un deber, es un derecho.” Yiye Ávila

El registro bíblico testifica del amor del creador por la familia. Desde sus primeras narrativas el cuadro familiar copa los relatos.

El establecimiento de la primera pareja, la procreación generacional, la fundación del pueblo de Israel; son unas pocas evidencias del compromiso claro que el Dios Eterno estableció.

La familia es central dentro de los propósitos del Señor, difundiendo aquellos valores que de generación en generación se preservaron. Las instrucciones que se establecen a los esposos, padres e hijos, siempre buscaron conservar esa marca distintiva donde el respeto y honor sea el vínculo que los mantenga unidos.

Fortalecer los principios de la Palabra es el gran desafío que las familias cristianas enfrentan.

Afectadas por costumbres que ganan espacio y buscan ser reconocidas como prácticas cotidianas aceptadas. Una lucha diaria donde el consejo e instrucción no puede faltar, debe abundar en quienes abrazando la fe, deben transmitirla a sus generaciones.

Mantenerse firme en los propósitos del Señor para la familia es determinante, situaciones adversas, circunstancias complejas, serán el pan de cada día, pretendiendo afectar los planes de bienestar que el Eterno tiene.

Asumir la responsabilidad de sostener estos propósitos es la decisión que los padres debemos enfrentar, abandonar la tarea, permitir que otros eduquen a nuestros hijos, no es la elección que el Padre Celestial,
espera de nosotros.

Peticiones de oración

  • Amado Señor, te pedimos que nos ayudes a vivir bajo tus valores y principios, para
    poder influenciar en ésta y en las futuras generaciones, las cuales tú nos has encargado
    formar.
  • Padre, ayúdanos a ser hombres y mujeres que encarnemos la Palabra; que nuestro
    hogar sea un lugar para que tu Palabra sea proclamada y nuestras oraciones
    escuchadas, sin ningún estorbo.
  • Que la oración en nuestro hogar sea la llave del día y el cerrojo de la noche, para vivir
    en el diseño perfecto que tú creaste para la familia
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¿Limitación o ventaja?

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12:1-10

Se nos ha dicho que cuando pedimos algo a Dios por medio de la oración, su respuesta puede ser Sí, No o Espera. Se nos dice que incluso “No” es una respuesta, aunque obviamente, no la que deseamos.

Ciertamente que no era la respuesta que Pablo quería cuando suplicó a Dios tres veces que quitara su “aguijón de la carne” (2 Corintios 12:7- 8).

Cualquiera que fuera el aguijón de Pablo, lo debilitaba. Puesto que él quería ser firme en su ministerio, Dios contestó su oración diciendo a Pablo: “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (v. 9). La fortaleza suficiente de Cristo se convirtió en el nuevo motivo de jactancia de Pablo. El escritor J. Oswald Sanders resumió la actitud de Pablo hacia su aguijón de esta forma: “Al principio lo veía como una limitación.

Pero después llegó a considerarlo una ventaja celestial”. Por tanto, Pablo podía testificar: “Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias…porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (v. 10).

¿Has orado para que Dios te libere de algo que te debilita y la liberación no llega?

Recuerda, la gracia de Dios es suficiente para ti. Él puede transformar tu limitación en tu
“ventaja celestial”.
“Nuestra debilidad es una bendición cuando nos apoyamos en la fortaleza de Cristo”

Peticiones de oración

Que el Señor me ayude a esperar pacientemente su liberación.
Que Dios transforme mi “limitación” en mi “ventaja celestial”.
Que el Señor me ayude a ser fuerte cuando soy débil

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El sí y el amén

“Porque todas las promesas de Dios son en él (Cristo) Sí, y en él (Cristo) Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” 2ª Corintios 1:20

“Dios nos ha dado promesa, lluvias de gracia enviaré, dones que os den fortaleza, gran bendición os daré: Lluvias de gracia.” Así dicta el bello himno que la iglesia de Cristo ha entonado por muchos años. Sin lugar a dudas que Dios nos envía lluvias de gracia.

Hay que estar apercibidos para ello, porque si no activamos nuestra fe, muchas de esas lluvias no caerán sobre nosotros. Se ha puesto usted a pensar ¿Por qué Isaac no vio cumplidas muchas de las promesas que Dios le hizo a su padre Abraham y Jacob sí? Simplemente porque Jacob activó el cumplimiento diciendo: Sí, Amén, que se cumplan en mí.

Dios ha reservado bendiciones mil, pero son los que actúan en fe, aquellos que yendo tras ellas las alcanzan. Entérese de cuántas promesas Dios ha dado, pero diga a ellas: Son para mí y los míos.

Diga Sí, Amén, mi Señor Jesús las ganó para que yo las viva.

No se trata de recibir, recibir y recibir; se trata de vivir, vivir, vivir en función de lo que creemos. Sólo por nuestro Señor Jesús se hace posible la bendición para el que cree, porque él fue quien triunfó en la cruz del calvario.

Crea en su Señor Jesús, entienda lo que él hizo por usted, escudriñe lo que implica recibir lo que él ofrece y sírvale con pleno ahínco y gratitud constante.

La garantía de que él cumple es que usted ha recibido su espíritu Santo para que crezca y profundice en la fe (v. 21, 22)

  • Peticiones de oración

Active su fe y derrote la pasividad buscando cumplir las promesas
Interésese en que Dios lo use para bendecir a otros, créale a Dios
Invierta tiempo, recursos y destrezas en áreas específicas del servicio

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Pedid, buscad y llamad

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Mateo 7:7

Esta es como una formula sencilla que nos anima a incursionar en la práctica de la oración. Es que en realidad la oración tiene un lado muy sencillo que muchas veces se puede olvidar. Se nos olvida cuando el esfuerzo humano quiere imperar y entonces pensamos que es complicada la oración.

El Señor quiere darnos pero más que darnos él desea guiarnos. Son tres imperativos los que se extienden hacia nosotros esperando respuesta correcta. El hecho de que haya tres promesas en función del cumplimiento de estos tres imperativos, nos expresa el vínculo directo e interactivo entre lo que Dios habla con su pueblo y lo que él espera de este.

Si terrenalmente encontramos padres bondadosos, con mayor razón se mostrará nuestro Padre Celestial en favor de sus hijos. Necesitamos entrar a este terreno de confiar en nuestro padre. ¿Cómo confiar? Simplemente creyendo que se nos dará.

¿Qué buscar? Simplemente lo que entendemos que Dios quiere que nos involucremos en encontrar. ¿A quién llamar? A toda puerta que anhelamos que Dios abra para lograr sus propósitos.

Estos tres verbos brotan del corazón de nuestro Dios, que anhela que nos involucremos en su obra. No estamos diciendo que son tres verbos para satisfacer nuestros gustos, anhelos y deseos, son en realidad tres puertas que el Señor quiere abrir para que sus hijos caminen.

Peticiones de oración

1- Anhelemos conocer la sencillez de la oración, oremos
2- Rompamos modelos egoístas de oración, adoptemos modelos sencillos
3- Vivamos las promesas, oremos agradando a Dios

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La exhortación a la iglesia

“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.” 1ª Timoteo 2:1, 2

Se trata de la oración intercesora a la que debemos dar importancia.

Ello implica todo tipo de oración, suplicando a Dios primeramente por la salvación de las almas que no entienden sus caminos (v. 4). Pero si un creyente tiene una carga muy particular sobre cierto tipo de personas que no han experimentado el evangelio, bueno sería ir en busca de la salvación de dichas personas o conocer ese mundo para apoyar el trabajo en esa línea de acción.

Existe un propósito global de salvación que Dios ha activado. Él quiere usar a su iglesia y quiere que vayamos entendiendo las diversas áreas que la iglesia debe conquistar.

Porque no es lo mismo llevar a los pies de Cristo a un artista que a un minero, ni tampoco guiar a un empresario que a un campesino que labra la tierra. Dependiendo las características y ambiente de las personas a las que queremos alcanzar, será la forma de acercarnos e interceder por ellos.

Si hay una pluralidad de necesidades así es la diversidad de formas de orar y trabajar en pro de ellos. Pero una son claras las líneas de acción según este pasaje que Pablo aborda: Orando con una diversidad de formas (v. 1), por todo tipo de personas (v. 1 b, 2 a, 4), en virtud de un propósito global (v. 6), en todo lugar (v. 8), y con toda pureza (8 b – 10). Nuestro fundamento para actuar es el carácter de Dios, quién desea la salvación del pecador.

Peticiones de oración
1- Apelemos al carácter de Dios para llevar la Palabra a toda persona.
2- Descansemos en las enormes promesas de Dios al servirle.
3- Diversifiquemos nuestra oración y no caigamos en le monotonía.

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La ruta correcta en el servicio al Señor


“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.”

Nuestro Señor nos marca la ruta de un hijo de Dios que anhela la vida victoriosa en función al diseño establecido por el Padre. El evangelio de Marcos es el más corto de los cuatro que tenemos registrados en las Sagradas Escrituras. Marcos, el evangelio vigoroso y dinámico es el que nos presenta a Cristo Jesús como “El Hijo del Hombre”.

Este Mesías, el ungido de Dios que tomó forma humana, tuvo su itinerario de actividades con compromisos urgentes, citas divinas, compromisos sociales, entrevistas personales, pero en medio de todo estuvieron presentes aquellas jornadas de intimidad con el Padre que revelaban la actitud del Siervo de Dios, el Mesías.

Basta solamente asomarnos al capítulo 1 de este evangelio para darnos cuenta de la agenda de nuestro Señor Jesús (vea los versos 9, 16, 19, 21, 29, 32). En este primer capítulo 1, Marcos nos revela la actitud que el Señor tenía en cuanto a la oración.

El verso 13 nos dice que previo a esta intensa jornada el Señor tuvo un retiro especial de 40 días resultado de haber sido llevado por Espíritu Santo. Pero en el desarrollo de esa intensa jornada de varios días dispuso otro tiempo especial para orar, separándose unas horas de las personas (verso 35 al 37). ¡Qué ejemplo para quienes servimos al Señor!

Peticiones de oración
1- Enséñame Señor a modificar mi propia agenda y aprender la tuya.
2- Hazme sensible a ser llevado por tu Espíritu a un retiro necesario.
3- Indícame cuando buscarte intensamente en medio de una jornada

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La promesa de recibir respuesta

“Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.” 1ª Juan 3:21, 22

Para Juan el apóstol, la oración es el ejercicio de sintonizarnos con la voluntad de Dios.

Juan, como discípulo de nuestro Señor Jesús y al haber estado presente en sus enseñanzas, hace eco de aquellas palabras de nuestro maestro en el Sermón de la montaña: “Venga tu reino, hágase tu voluntad”

La primera característica que Juan resalta en su enseñanza es la confianza en Dios, contrastada con la reprensión que nuestro corazón haría si no estamos sintonizados con los mandamientos de nuestro Padre celestial. Esa confianza se genera por poner en práctica los mandamientos de Dios. Dicho en otras palabras: confiar en Dios implica entender y atender sus mandamientos que nos llevan a agradarle.

El resultado de esa sintonía con la voluntad de Dios es que recibiremos de Él lo que le pidamos. Antes de pedir debemos saber qué cosas son las que le agradan a nuestro Padre Celestial. A continuación mencionamos algunas:

Dar vida eterna a través de su Hijo Jesucristo. (Jn. 6:40)
Separarnos para sus propósitos que nos exigen crecimiento. (1ª Tes. 4:3)
Que sus hijos seamos maduros y agradecidos. (1ª Tes. 5:18)
Que haciendo el bien silenciemos a quienes hablan mal de. (1ª Pe. 2:15)

Peticiones de oración

Cuánta confianza tiene usted al orar, si no la tiene acérquese a Dios.

Cuánto de la voluntad de Dios está usted practicando.

Experimente la voluntad de Dios, decida hoy y recibirá respuesta

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¿Cuánto debemos orar?

“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con
toda perseverancia y súplica por TODOS los santos…” Efesios 6:18

Si abordamos nuestro tema desde la perspectiva de la cantidad, debemos reconocer que la Biblia no nos marca cantidad de tiempo para orar, pero establece la verdad fundamental de la actitud con la que debemos considerar el tema de la oración.

Todo tiempo, toda oración y toda perseverancia.

Considerando que la oración es el medio por el cual los hijos de Dios nos sintonizamos con el plan de Dios para nuestra vida, buscando: “Dirección, Fortalecimiento y Desarrollo”, entonces, ese enfoque debemos aplicarlo a la vida en familia.

La familia, en un sentido, es la extensión de la vida de fe, de los padres que entendieron que Dios los llamó a extender el reino de los cielos en la tierra. La respuesta a ese llamado los direcciona a caminar la fe de tal manera que dejen muy clara esa huella en los hijos.

Los padres deben ser útiles a ese propósito, pero sus hijos deben continuar esa línea de acción,
potenciando esfuerzos, añadiendo recursos, evidenciando el servicio.

El verbo “velar” apela a no dormir y contrasta con la pereza natural del hombre con respecto a los asuntos espirituales diseñados por Dios. Por la condición caída, el ser humano no discierne la primacía de lo espiritual, tampoco invierte en ello, ni se esfuerza por atender esa área. Es el Espíritu de Dios quien hace nacer esa vida nueva, esa realidad, ese proyecto. Usted y yo ya estamos en el proyecto y no podemos negarlo. Hacerlo sería negar la fe.

Peticiones de oración
Revise como creyente su actitud en cuanto al tema de orar.
Evalué cuánto impacto de fe ha causado en otras personas.
Haga un plan familiar de oración que cultive buena actitud hacia ello.

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La adversidad, una oportunidad para crecer

Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Romanos 12:12 (NVI)

Cuando nos toca pasar por la adversidad, respondemos de diferentes formas y maneras.

Es por eso que el apóstol Pablo nos recuerda: “Amados hermanos, están ustedes afrontando muchas dificultades y tentaciones, alégrense porque la paciencia crece mejor cuando el camino es escabroso, déjenla crecer, no huyan de los problemas.

Porque cuando la paciencia alcanza su máximo desarrollo, uno queda firme de carácter, perfecto, cabal, capaz de afrontar cualquier circunstancia.”

En una ocasión aconsejé a una pareja que estaban viviendo problemas económicos, y recordé el amor de Dios una vez más en mi vida y en la de mi familia, a través de esta experiencia.

Hace unos años atrás, mi esposo y yo decidimos trasladarnos a Quito, donde establecimos nuestra residencia por una oferta de empleo, era nuestra oportunidad de explorar experiencias nuevas.

No sabíamos que esta decisión nos traería un alto precio que pagar, puesto que la adversidad llegó y nos tocó enfrentarla con mucho dolor y sufrimiento.

Como una pareja joven e inmadura que éramos, nos dimos el lujo de disfrutar de comodidades que nos hacían perder el horizonte en nuestra administración financiera, no escatimábamos los gastos, estábamos confiados y seguros que esta situación no iba a durar mucho.

Pero llegó la hora de la verdad, eso que habíamos construido en terreno de arena se desvaneció, llegando la confrontación y la vergüenza. Es entonces, en esos momentos de desesperación, volvimos nuestros ojos a Dios pidiendo auxilio y socorro, nuestro ruego llegó y Él vino al rescate.

Nuestra experiencia sin duda me enseñó a confiar en Su providencia, a depender y a permanecer más tiempos a solas en su presencia. Me mostró Su amor y Su protección; fueron los momentos más difíciles y más largos que me ha tocado vivir.

Pero también los más gratificantes y valiosos, porque fue allí donde aprendí a conocer a un Dios sobrenatural.

Peticiones de oración

Que Dios forme su carácter en nosotros y nos permita ser una familia conforme a su corazón.

Aprovechemos las adversidades y aprendamos de ellas.

En medio de la adversidad, no perdamos la confianza en el Señor

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La oración trae sanidad y libertad


“Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean
sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.” Santiago 5:16

Las heridas pueden causar en un individuo problemas emocionales y psicológicos que sólo Dios puede sanar. Éstas ponen en cautiverio a la persona, pero el deseo de Dios es sanarle, así lo menciona Isaías 61:1-3 “Sanar a los quebrantados de corazón”.

La sanidad interior abarca la curación de las emociones y sentimientos dañinos que traen depresión, ansiedad, angustia y falta de paz, debido a los recuerdos dolorosos no sanados que distorsionan también los pensamientos.

Algunos años atrás, después de participar como expositora en una conferencia acerca de sanidad del alma, conocí a una señorita que asistió a dicho evento, luego de dialogar me pidió una cita para tratar su caso. Estaba muy afligida porque tenía a su madre enferma de cáncer. Fui a visitarla a su casa y encontré a la señora acostada, agonizando y esperando su muerte.

Ella no podía partir sin antes perdonar, la angustia que presentaba tenía un nombre, “Julia” (nombre ficticio). Ella era su madre, con quien vivió resentida durante muchos años.

Mientras la joven oraba, yo tomé el papel representativo de Julia, para pedirle perdón simbólicamente. En la tarde, la joven llamó a mi casa para contarme que su madre le había dicho: “Hija ya me puedo ir en paz, al fin pude perdonar a tu abuela”. La señora murió al siguiente día, quedando libre de las ataduras del pasado que la atormentaban.

Este acto no hubiera sido posible, sin la oración y la confesión de pecados, la hija clamó a Dios por la sanidad y liberación de su madre, y el Señor le concedió las peticiones de su corazón.

¿Estás enfermo o enferma? ¿Necesitas sanidad? Clama a Dios y Él te responderá, y te sanará de todas tus dolencias.


Peticiones de oración
• Por sanidad interior de todos los miembros de nuestra familia.
• Por la reconciliación y restauración de relaciones rotas por causa de las heridas del
pasado.
• Que Dios nos otorgue siempre un corazón perdonador.