“Cuando llegaron a Jerusalén, subieron al aposento alto, donde se hallaban… Todos ellos oraban y rogaban a Dios continuamente, en unión de las mujeres, de María la madre de Jesús, y de sus hermanos.” Hechos 1:13-14
La perseverancia demanda transitar por el necesario e imprescindible tiempo de espera. Allí ese espacio de intimidad con el Creador requiere la disposición a valorar las razones para aguardar con expectativa la respuesta de nuestro Señor.
Esta perseverancia se fortalece cuando es colectiva, recibiendo el apoyo de otros que en ese mismo espíritu se animan, sostienen, acompañan, recordándose que no se trata de esperar para ver lo que ocurre, sino hacerlo porque es Jesús quien lo ofreció.
Al final el resultado mostrará los beneficios de quien en su decisión de perseverar en él, estuvo presto a unirse a otros en oración, para acompañarse y animarse en el camino. Para disfrutar la alegría de una perseverancia que alcanzó la promesa, por cuanto en medio de toda circunstancia no desmayó.
La familia debe ser el ámbito primordial para fortalecerse mediante la oración, siendo este un espacio donde se puede compartir las añoranzas más profundas del corazón, este momento indispensable para quienes son más pequeños vayan cultivando la costumbre de perseverar en el Señor, que Él es el dueño de todo.
“Persevera en el Señor, fortaleciéndote en oración junto a tu familia”
Petición de oración: Preservar los corazones de la duda y los temores.