“El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien.” Romanos 12:9
Todos sabemos que vivimos en un mundo donde prevalece el egoísmo y la exclusividad, donde se evidencia la falta de interés.
Cuando algo es nuevo en nuestra vida se convierte en espectacular, maravilloso, divertido, por el ingrediente propio de la novedad. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, lentamente nos vamos acostumbrando a las cosas y también lentamente vamos dejando de valorarlas como al principio. Lo mismo pasa en las relaciones matrimoniales, después de tiempo de convivencia, se cae en la rutina, porque después de casados no trabajamos más en la relación, no hay enriquecimiento mutuo, no fortalecemos la relación, no potenciamos el amor con La Palabra de nuestro DIOS.
Recuerden aquellos días cuando se conocieron, evoquen esos días, esas promesas que se hicieron de enamorados, quizás sería bueno que vuelvan a leer algunas palabras de amor que se escribieron durante el noviazgo para avivar la llama del amor sincero, entendiendo que la sinceridad es un valor que se conduce por la verdad, esa que además de hacernos libres, nos hace dignos de toda confianza.
La sinceridad en el matrimonio fortalece la relación y permite que la relación no se quebrante y halla separación, la sinceridad teje la malla que sostiene al matrimonio inquebrantable.
“El matrimonio es no sólo una cosa por hacer, sino también por rehacer, sin cesar. En ningún momento, una pareja puede abandonarse a una perezosa tranquilidad diciéndose; “La partida está ganada: descansemos”. La partida jamás está ganada. Los azares de la vida son tales que toda eventualidad se hace posible”. André Maurois.
Peticiones de oración
- Las palabras van al corazón cuando han salido del corazón, que podamos orar por la sincdridad en la relación.
- Para ayunar y afirmar el amor sincero.