“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho”. Juan 15:7 RV1960
En el transcurrir de nuestras vidas nos encontramos con un sin número de problemas, que pueden adoptar diferentes tamaños. Unos son pequeños, otros grandes y algunos hasta pueden ser gigantes. Todo dependerá de la óptica con que los miramos.
El tratar de resolver estos obstáculos con nuestras propias fuerzas siempre será un desafío que terminará golpeándonos, desgastándonos y dejándonos sin esperanza alguna.
Cada dificultad que experimentemos, por más ínfima que parezca, agobiará nuestro ser si no estamos en Cristo. Pero si permanecemos en Él y Su Palabra mora en nosotros, podremos tener una vida plena y veremos maravillas que antes nadie vio.
Los afanes y los problemas son el “pan nuestro de cada día”, lidiamos con ellos en el trabajo, en el hogar, con los hijos y también en los estudios. La falta de dinero, de estabilidad económica y los problemas de salud nos pueden hacer esquivar la mirada hacia Dios; pero si depositamos nuestra confianza en el Señor, podremos ver concedidas las peticiones de nuestro corazón.
Cuando nuestra búsqueda de Dios es diaria, a través de la oración, de la lectura de Su Palabra y de nuestro tiempo devocional, estrechamos nuestra relación con el Señor, entonces permanecemos en Él y Su Palabra permanece en nosotros.
Esto nos dará la seguridad de que si le hablamos, Él nos escucha y contestará nuestras oraciones.
Peticiones de oración
- Que Dios nos enseñe a confiar y permanecer en Él.
- Que los problemas no nos agobien, si no que nos den impulso para seguir buscando
más de Dios y confiando en Él. - Que podamos mantenernos fieles a Dios y ser obedientes a su Palabra.