Lo hermoso de recordar algo es que lo puedes vivir cuantas veces puedas imaginarlo.
Me encanta recordar una historia que sucedió el 9 de septiembre de 1973. Cuando lo hago vuelvo a vivir. Las imágenes traen a mi mente personas, circunstancias, lugares y momentos inolvidables que pasaron a ser parte de mi memoria consciente e inconsciente.
Un día como hoy nació una iglesia que marcaría la vida de miles de personas. Con sencillez y humildad me atrevo a decir que su influencia superó ampliamente a nuestra ciudad y país, para aportar a muchas otras comunidades de fe en diversas naciones del mundo.
Hoy celebramos a la amada Iglesia Bautista Israel. Aquella familia a la cual el Señor nos acercó con un claro propósito. Cómo toda comunidad, tiene sus virtudes y defectos, sus altos y bajos. Es innegable, están allí. Son fáciles de observar, sin embargo, los que llegamos porque el Señor nos unió, descubrimos algo muy particular: “Quienes llegan a Israel, nunca dejan de ser familia”.
Es posible que por diversas circunstancias ya no participemos como en un momento lo hacíamos. La distancia, el cambio de ciudad, país, o comunidad de fe nos puede alejar de casa, sin embargo, hay algo que está claro: ¡Quién llegó nunca la olvidará, siempre se sentirá parte de ella!
Hoy la celebramos con gratitud y alegría, damos gracias al Señor por estos 48 años de vida.
Parrish Jácome Hernández
Nos reunimos para reafirmar aquello que siempre estuvo en el corazón de quienes la fundaron y de los que llegaron en diferentes etapas de su vida. Para recordar que el compromiso es con la misión de Dios y su visión particular sobre nuestra amada familia.
Recordar es vivir, no hay duda, es vivir varias veces.
Hoy nos acordamos de quien la pastoreo por 30 años, de sus fundadores, de aquellos jovencitos que fueron sus primeros miembros, de los que asumieron por primera vez el liderazgo, de quienes entregaron sus vidas para llevarla adelante. Recordamos a los que se fueron integrando y sirvieron con alegría, hasta llegar a quienes hoy la conforman.
Gracias, Señor por habernos unido a esta familia, si pudiera escoger de nuevo, la elegiría. Israel nos ha dado todo lo en este camino de fe hemos requerido. Siempre me sentiré en deuda, una que no podré pagar mientras viva.
Felices 48 años amados de la Iglesia Bautista Israel.
Estamos en el camino. No niego, que en muchos momentos nos sentimos desgastados, desanimados o confundidos. Pero aquellos instantes disfrutamos de esa caricia tierna de nuestro Dios diciéndonos: Vamos adelante, están en mis planes, tengo algo nuevo para ustedes.
Con alegría y gratitud celebramos estos 48 años. “Al Señor, sea todo honor y toda gloria”.
Bendito sea su nombre. Gracia y Paz, amados de Israel. Los que están hoy en Guayaquil y los que están esparcidos por todo el mundo.