“De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” Mateo 18:2-4
¡Es irónico! Nos pasamos la vida tratando de aprender a ser adultos y cuando somos adultos quisiéramos volver a ser niños. Mario Benedetti decía en sus últimos años: “La infancia es un privilegio de la vejez, no sé por qué la recuerdo actualmente con más claridad que nunca”.
¿Qué hizo que dejáramos de disfrutar de la vida como un niño? Cuando hago esta pregunta a mis amigos, siempre contestan lo mismo: Las responsabilidades, el trabajo, el tiempo, la edad, etc. Sólo una buena amiga contestó: “Te vuelves un adulto cuando dejas de soñar”.
Mi nieta tiene una gran facilidad para inventar cuentos. El compartir con adultos constantemente le ha permitido absorber como una pequeña esponjita cuanta palabra escucha. Empieza sus narraciones con leones y lagartos y termina con peces voladores de grandes alas.
El imaginar la hace creativa y cuando la escucho, no puedo dejar de pensar que esa creatividad es parte de la esencia de Dios con la que todos nacimos.
Dios nos dio la capacidad de imaginar y a través de esa imaginación, crear y soñar.
La rutina, la presión, el cansancio producto de la rapidez y rigidez del trabajo y la vida limitan nuestros sueños. La oración nos da la oportunidad de soñar porque nos llena de esperanza. A través de ella nos enfocamos en el presente con la confianza de que lo mejor vendrá. Soñemos como niños, seamos reactivos, tengamos fe. No hay nada que a Dios le haga más feliz que cumplir nuestros sueños. ¡Confía en El!
“Un niño puede enseñarle a un adulto tres cosas: A estar feliz sin ningún motivo, a estar siempre ocupado con algo, y a pedir con todas sus fuerzas lo que desea” Paulo Coelho
Peticiones de oración
- Oremos por todos aquellos que han perdido la esperanza de un mañana.
- Oremos para que nos tracemos metas que nos permitan nuevamente soñar
- Oremos para poder ser modelos y testimonios de fe